QUIMI CASTILLO. 26, AGOSTO 2022. SUR
Más de un mes después de la noche en la que PSOE-Andalucía obtuvo los peores resultados de su historia, tanto a nivel autonómico como en la provincia, la decepción deja paso a la reflexión racional. Cuando baja la marea de los sentimientos, queda la solidez de las convicciones. Y, hoy, como militante del PSOE, tengo el convencimiento de que hay tres condiciones cruciales para que la izquierda vuelva a ganar en Málaga y transforme nuestra tierra en un territorio moderno, pionero y asequible donde todos podamos vivir bien.
Aquí mi análisis sobre las elecciones andaluzas del 19J y mi opinión sobre el camino que tiene que tomar el PSOE en Málaga para ser un proyecto ganador. Es todo un honor que un periódico de la talla del Sur publique un artículo de opinión un joven estudiante con compromiso político. Aunque se haya publicado unas semanas más tarde, estoy convencido de que la reflexión sigue siendo válida y las propuestas más necesarias que nunca. Lucidez para ver lo que no funciona, y valentía para poder corregirlo y volver a inspirar al pueblo malagueño.
En primer lugar, el resultado de estas elecciones ha de ser una lección de humildad. Hemos de tener la valentía de mirar la realidad de frente: no estamos en aquellos tiempos en los que el PSOE barría porque votar socialista hacía parte de la identidad de una sociedad económica y culturalmente distinta de la actual. El electorado actual es mucho más volátil, y no duda en castigar una subida de precios, muy difícil de gestionar a nivel internacional. Los hechos lo demuestran: mientras que el PP ha superado la barrera de los 304.000 votos 14 años después, nosotros hemos fijado nuestro suelo en poco más de unos 134.000 votos. En Málaga capital hemos perdido en todos los distritos, en contraste absoluto con las pasadas autonómicas e incluso más preocupante es que el bloque de la derecha sume un 15% más con respecto al de izquierda.
En segundo lugar, si queremos volver a ganar es hora de hacer autocrítica con lucidez y humildad. Reconozcamos que la campaña ha sido de un nivel bajísimo. En Málaga, ninguna de nuestras propuestas programáticas ha llegado a la ciudadanía. Mientras que en Francia, la izquierda, unida, le arrebató la mayoría absoluta a Macron hablando de salario mínimo de 1.500 euros, de jubilación a los 60 años, de semana laboral de cuatro días, de inversiones históricas en energías renovables, nosotros hablábamos de que ‘Si votamos, ganamos’ y de que Juanma Moreno es un ‘suavón’.
Nuestro eslogan no era más que una expresión desesperada para movilizar, pero que no respondía a la verdadera pregunta que inspira al electorado a ir a las urnas: ¿por qué votar? ¿Cuál es nuestro modelo alternativo para la mayoría social frente a las injusticias que nos rodean? Debemos tener propuestas concretas y rigurosas sobre la creación de empleo, la protección del medio ambiente, la emancipación de los jóvenes y cómo afrontar la despoblación en los pueblos de nuestra provincia. Porque la credibilidad se construye sobre la base de propuestas no sobre la ausencia de las mismas. La izquierda francesa supo hablarle al electorado. Nosotros ni supimos, ni lo hicimos.
Por último, el PSOE de Málaga necesita cambios profundos y abrir un debate que nos fortalezca cara a las municipales, desechando todo bloqueo a la autocrítica. ¿Por qué no hemos organizado asambleas locales y elevado nuestras reflexiones y propuestas a los niveles provincial y regional? ¿Se puede hablar de democracia interna si el mensaje tras las elecciones ya viene impuesto desde arriba y no hay ejercicio de representación de la militancia?
Los jóvenes en nuestro partido han de estar también mucho más representados ya que el grupo de electores de los 25 a los 34 años es el más abundante. Esto implica tener a jóvenes en puestos de salida en las listas electorales.
A nivel organizativo, la ejecutiva tiene que emprender un proceso de reflexión junto a la militancia para evitar que este resultado se repita en las municipales. Los que hayan diseñado la estrategia de campaña tienen que asumir sus responsabilidades y si hay que cambiar la composición de la propia ejecutiva provincial, hay que tener el valor de hacerlo. Los modelos perdedores y desmovilizadores deben ser desechados si tenemos la intención de ganar y gobernar. Los militantes sabemos que los que lideran el PSOE de Málaga son también candidatos a alcalde en sus propios municipios. Ambas responsabilidades son extremadamente difíciles de compatibilizar. Estas elecciones demuestran que no se puede estar en dos frentes a la vez.
El historiador de la Antigua Grecia Polibio analizaba en sus escritos los tres pilares de la democracia ateniense: dêmokratia -el poder del pueblo-, isonomia -igualdad ante la ley -, y parrêsia -la franqueza-. Si alguno de estos principios era violado, el sistema democrático se resentía. Tras los resultados electorales del 19-J, es hora de entender que sólo hay un método para ganarnos la confianza de la ciudadanía: hacer autocrítica, asumir responsabilidad y reconectar con la mayoría social. No podemos mirar hacia otro lado hipócritamente, sino que debemos obrar con inteligencia y franqueza para que nuestro partido vuelva a transmitir la credibilidad que el electorado progresista ha echado en falta. El camino está muy claro: ahora es el momento de emprender un proceso audaz para reinventarnos y realizar los cambios profundos que necesitamos.
Quimi Castillo es militante del PSOE de Benalmádena y estudiante en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po).